El suelo es un medio en constante evolución: los intercambios y las transformaciones son permanentes. A título ilustrativo, he aquí algunos aspectos:
Durante su ciclo, la planta extrae diferentes elementos del suelo.
A cambio, devuelve a las raíces parte de los productos de la fotosíntesis.
Este intercambio estimula la vida del suelo y genera un cambio de parámetros en la periferia del rizosfera. A cambio, los intercambios suelo-planta se modifican.
Todo este proceso fluctúa también en función de las condiciones climáticas: por ejemplo, el proceso de fotosíntesis se estimula mucho en los periodos soleados.
Además, un exceso de precipitaciones puede provocar la lixiviación de moléculas como los nitratos.
El equilibrio entre exportación (cosecha) y restitución influye, por supuesto, en el suelo y su estructura.
Estas diferentes transformaciones cambian las condiciones del suelo y el bucle vuelve a empezar.
Por supuesto, se pueden añadir muchos otros fenómenos a esta lista. Por lo tanto, es esencial vigilar la evolución de su suelo para adaptar sus prácticas a lo largo del tiempo. En este sentido, el análisis del suelo es una de las herramientas de seguimiento más importantes. Surgen varias preguntas: ¿Cómo preparar correctamente una muestra para obtener un análisis representativo del suelo? ¿Qué información es comúnmente accesible en este documento? ¿Cuáles son los diferentes indicadores? ¿Cuál es su significado? ¿Cómo interpretar su valor para adaptar sus prácticas en consecuencia? ¿Es suficiente el análisis de suelo en sí mismo para conocer la fertilidad del suelo de una parcela?
Este artículo aborda todas estas cuestiones con el fin de ofrecer una respuesta. Nos situaremos aquí en la configuración de un análisis clásico del suelo.
I. PREPARAR ADECUADAMENTE LA MUESTRA DE SUELO PARA UN ANÁLISIS DE SUELO REPRESENTATIVO
Por regla general, un volumen de tierra de 25 cm de profundidad en una hectárea pesa entre 2700 y 3200 T. El peso de una muestra enviada para análisis oscila entre 500 g y 1 kg: en estas condiciones, es fácil comprender la importancia de tomar una muestra lo más representativa posible de la parcela. A este respecto, conviene tener en cuenta varios puntos.
En primer lugar, la técnica de muestreo: existen tres técnicas principales (véase la figura de al lado).
A continuación, los elementos siguientes:
¿DÓNDE? |
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¿CUÁNDO? |
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¿CÓMO? |
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EQUIPO DE MUESTREO RECOMENDADO |
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PRECAUCIONES ADICIONALES |
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Desde el momento del envío, el plazo de análisis suele ser de 45 días. Una vez recibido el análisis, llega el momento de interpretar los resultados.
II. EL ANÁLISIS DEL SUELO, UNA HERRAMIENTA RICA EN INFORMACIÓN
A. Análisis de suelos, varias categorías principales de indicadores
Un análisis de suelo clásico tiene cinco categorías principales de indicadores: "granulometría y textura", "materia orgánica", "capacidad de intercambio catiónico", "pH y equilibrio ácido-base", "macroelementos y oligoelementos".
Cada categoría tiene varios indicadores, cada uno de los cuales proporciona información. A partir de ahora, vamos a abordarlos sucesivamente.
B. Análisis del suelo, granulometría y textura
La clasificación textural se basa en la proporción respectiva de arcillas, limos y arenas. Se clasifican en función de su tamaño, independientemente de su constitución mineralógica.
En un segundo paso, la distribución entre las distintas categorías granulométricas permite identificar el tipo de suelo dominante. A este respecto, existen varios triángulos de texturas, siendo el de al lado el más utilizado.
C. Análisis del suelo y materia orgánica
La materia orgánica del suelo vuelve a ser objeto de atención, en particular gracias a la aparición de tendencias como la conservación del suelo y la agroecología. Es la piedra angular de la fertilidad física, química y biológica del suelo. A este respecto, se recomienda encarecidamente establecer una política de gestión del carbono del suelo, paralelamente a la gestión clásica de los elementos fertilizantes.
La cantidad de materia orgánica de una muestra de suelo se determina midiendo la masa de carbono presente. Esta cifra se multiplica por 1,72 para estimar el contenido de materia orgánica.
1. ¿Cuál es la cantidad adecuada de materia orgánica para un suelo?
Se trata de una pregunta recurrente en el paisaje agrícola. La interpretación del contenido de materia orgánica depende del tipo de suelo considerado: cuanto más arcilloso sea el suelo, mayor deberá ser la tasa mínima. El cálculo de una tasa mínima será tanto más preciso cuanto más contenido en arcilla se comunique en el análisis del suelo.
a. Si no se indica el contenido de arcilla
En esta situación, las áreas de valor correctas se determinan teniendo en cuenta la textura dominante
Si los umbrales indicados para las arenas o los limos se acercan lo suficiente a la realidad a obtener, el de las arcillas será sin duda demasiado bajo cuando el porcentaje de arcilla esté muy por encima del 20%.
b. Una respuesta más precisa gracias a la relación MO/arcilla
Los trabajos de Pascal BOIVIN, agrónomo suizo, y de su equipo han establecido una relación bastante buena entre el estado estructural del suelo (evaluado mediante la prueba de la pala) y el equilibrio entre arcilla y materia orgánica.
En este sentido, la estructura del suelo se vuelve interesante cuando la relación MO%/Arcillas% es superior a 0,17. Es ideal por encima de un valor de 0,24.
2. La relación C/N
Este indicador se obtiene a partir de la comparación de los contenidos en carbono y nitrógeno. Es útil para evaluar el nivel de funcionamiento de la vida del suelo.
Lo ideal es que esta relación se sitúe entre 9 y 11 en un intervalo de pH de 6,2 a 6,8..
3. El coeficiente de mineralización de la materia orgánica
El suelo contiene una reserva más o menos importante de materia orgánica. Cada año, este stock disminuye progresivamente, dado el funcionamiento de la vida del suelo, que se alimenta principalmente de carbono. El cálculo del coeficiente de mineralización K2 permite determinar el nivel de consumo.
Existen dos fórmulas de cálculo para el territorio francés: la elección entre una u otra depende de la situación geográfica de la parcela. Los factores varían de una a otra.
La infografía de al lado muestra el área óptima para este indicador.
Si su cálculo está ausente del análisis de suelo, se puede realizar directamente haciendo clic aquí.
4. El índice de actividad microbiana
Este índice mide el potencial de degradación enzimática de los sustratos orgánicos en el suelo. Varía en función de la cantidad y de la calidad de las restituciones orgánicas, del tipo de suelo, de las prácticas de fertilización, de la calidad y de la cantidad de flora microbiana.
Generalmente se evalúa entre 0 y 5, o entre 0 y 20 según el laboratorio: la puntuación más alta es la mejor.
5. El balance húmico
Cada año, el suelo pierde parte de sus reservas de humus. El balance húmico es un paso importante para comprobar si las aportaciones de carbono al suelo en diferentes formas (residuos de cultivos, cubierta vegetal o efluentes orgánicos) son suficientes para compensar las pérdidas. Si el balance húmico es negativo, el nivel de materia orgánica disminuye poco a poco, la estructura del suelo es más compacta, la vida del suelo se ve afectada negativamente, la nutrición de las plantas es menos buena. En el caso contrario, se establece un círculo virtuoso.
En el caso contrario, se establece un círculo virtuoso.
El resultado del balance húmico se expresa en T o kg de carbono/ha.
Si falta este indicador en el análisis del suelo, puede calcularse haciendo clic aquí.
D. Análisis del suelo y capacidad de intercambio catiónico (CIC)
El suelo contiene nutrientes en cantidades variables. Están contenidos en 3 tipos de compartimentos: los cristales del suelo (la mayor reserva pero también la menos accesible), la solución del suelo (cantidad muy pequeña de iones) o el complejo arcillo-húmico.
La cantidad fijada en este último representa la reserva de cationes del suelo, también denominada "capacidad de intercambio catiónico" o CIC. Corresponde, como su nombre indica, a la capacidad del suelo para fijar cationes y permitir intercambios.
Suele determinarse mediante el método Metson. Se mide en meq/100 g o cmol/kg (algunos laboratorios la dan en meq/kg, en cuyo caso el valor es 10 veces superior).
En cuanto a la CIC, el análisis del suelo proporciona 3 tipos de información complementaria.
1. El tamaño de la CIC
El tamaño de la CIC depende sobre todo de la textura dominante del suelo: será bajo para las arenas, alto para las arcillas. También aumenta con el nivel de materia orgánica.
En la ilustración, la CIC se compara con un vaso de agua, cuyo volumen será mayor cuanto más arcilloso y rico en MO sea el suelo.
2. La tasa de saturación de la CIC
La CIC está compuesta principalmente por iones de calcio, magnesio, potasio, sodio e hidrógeno. La tasa de saturación mide la proporción de los cuatro primeros en comparación con el volumen total de la CIC.
Existe una correlación bastante buena entre el nivel de saturación y el pH del suelo. En la práctica, para la mayoría de los cultivos, las aplicaciones de enmiendas básicas deberían alcanzar un nivel de saturación del 85-90% después de la operación.
Para más información sobre la elección de los productos y las cantidades a aplicar, puede consultar toda la información necesaria haciendo clic aquí.
3. Composición y equilibrio de la CIC
Más allá del valor de la tasa de saturación ideal de la CIC (entre el 85 y el 90%), el análisis del suelo es la ocasión de comprobar el equilibrio del cursor calcio-magnesio. En efecto, como se muestra en la infografía a continuación, las propiedades de los principales cationes de la CIC son diferentes. Su composición influye en el comportamiento del suelo, en particular en el de las arcillas: en función de la distribución de los cationes, las arcillas serán más o menos sueltas o cohesivas, y se modificará la dinámica del flujo de aire y de la gestión del agua.
Los trabajos de William ALBRECHT han permitido identificar una distribución ideal de los cationes de la CIC.
El cursor entre el calcio y el magnesio depende del tamaño de la CIC (ver tabla abajo): cuanto mayor sea la proporción de calcio, mayor será la cantidad de arcilla en el suelo, y viceversa para el magnesio. En todos los casos, la proporción añadida de estos dos iones es del 80%.
Las prácticas de aporte de enmienda básica deben permitir a posteriori ajustar bien este equilibrio.
E. Análisis del suelo, pH y equilibrio ácido-base
El pH refleja la concentración de protones (partículas elementales positivas) en el suelo. Este parámetro desempeña un papel fundamental en su funcionamiento y en el crecimiento de la planta: cuando el pH está mal ajustado, el suelo se degrada, su fertilidad se reduce, los elementos minerales están menos disponibles, aparecen toxicidades, el desarrollo de la planta es más difícil y se vuelve más susceptible a las enfermedades.
El análisis del suelo aporta varias informaciones para esta categoría de indicadores.
1. El pH KCl y la acidez de reserva del suelo
El pH KCl representa la reserva de acidez del suelo. Cuanto más bajo sea, más tendencia a la acidez tendrá el suelo y mayor será la necesidad de vigilar y aportar regularmente enmiendas básicas.
Se mide sumergiendo la muestra de suelo en una solución de cloruro de potasio: el potasio ocupa el lugar de los iones de aluminio y de hidrógeno en el complejo arcillo-húmico. En una segunda fase, se evalúa la concentración de ion hidrógeno para obtener el pH KCl.
Por debajo de un valor de 5,3, puede producirse toxicidad por aluminio, cobre o manganeso.
2. El pH H2O y la acidez actual del suelo
El pH H2O es el que mejor refleja el pH de la solución del suelo. Se determina colocando la muestra de suelo en una solución desionizada. Como muestra el gráfico de al lado, varía significativamente a lo largo del año (de 0,5 a 1 punto): en estas circunstancias, su valor depende del momento en que se tome la muestra de suelo.
Para la gran mayoría de los cultivos, lo ideal es que el valor del pH H2O se sitúe entre 6,2 y 6,8. Puede ser un poco más alto para las leguminosas o para cultivos como la remolacha.
La importante variación del pH H2O a lo largo del año lo convierte en un indicador poco fiable para decidir la aplicación precisa de abonos básicos. A excepción de los suelos arenosos, es preferible utilizar el indicador CEC. Para más información sobre este tema, haga clic aquí.
3. Carbonato cálcico, caliza activa y índice de poder clorogénico del suelo
En un primer momento, la dosificación del carbonato de calcio permite calificar su carácter calcáreo: un suelo se considera "calcáreo" por encima del 10%.
Este primer cálculo sirve de base para medir la cantidad de caliza activa en el suelo. La caliza activa corresponde a la proporción de carbonato cálcico del suelo que es soluble en agua: su contenido se considera elevado por encima del 10%.
La determinación de la caliza activa permite, en una última etapa, calcular el poder clorogénico del suelo con respecto a su concentración de hierro fácilmente asimilable.
El poder clorogénico sirve para medir el riesgo de carencia de hierro: se considera elevado por encima de un valor de 30.
Este cálculo es especialmente útil para orientar la elección de portainjertos en cultivos perennes como la viticultura o la arboricultura.
F. Análisis del suelo, macroelementos y oligoelementos
1. Los principales macroelementos
a. Nitrógeno del suelo
La gran mayoría del nitrógeno del suelo se encuentra en forma orgánica, sólo una pequeña proporción es soluble en el suelo y fácilmente disponible para la planta.
La medición del nitrógeno total sirve de base para el cálculo de la relación C/N.
La parte soluble, en forma de amonio y nitrato, corresponde al residuo de nitrógeno. Esta información es útil para ajustar las prácticas de fertilización. El residuo nitrogenado varía a lo largo del año en función de varios factores: la cantidad de precipitaciones, el tipo de suelo, las prácticas de enmienda orgánica y mineral, o la presencia de cubiertas intermedias (que tienen la capacidad de retener elementos en el horizonte de cultivo). Por consiguiente, su valor variará en función del momento en que se tome la muestra de suelo.
b. Fósforo y potasio
Antes de ver cómo interpretar los resultados del análisis para el fósforo y el potasio, es importante discutir el concepto de requerimiento.
1. Noción de necesidad y requerimiento
El requerimiento se define por la importancia de un determinado elemento para el desarrollo fisiológico de un cultivo. En este sentido, cuanto más exigente es un cultivo, más consecuencias negativas tiene sobre el rendimiento la falta de este elemento en el suelo.
Por su parte, la necesidad corresponde a la cantidad total de un elemento necesaria para que el cultivo complete su ciclo.
Las dos infografías a continuación muestran el nivel de requerimiento de fósforo y potasio de los principales cultivos.
2. El fósforo
El suelo contiene varias toneladas de fósforo por hectárea, pero sólo una pequeña fracción es soluble en la solución del suelo y fácilmente disponible para la planta.
Otra fracción, fijada al complejo arcillo-húmico, permanece intercambiable con la solución del suelo y asimilable para la planta.
La última parte, mayoritaria, es de muy difícil acceso para el cultivo. Sólo una vida del suelo bien desarrollada puede "recoger" en este reservorio.
Para evaluar el contenido de fósforo se utilizan tres técnicas analíticas principales. Se diferencian por su capacidad para extraer más o menos fósforo del suelo.
El método Olsen : Se puede aplicar a todo tipo de suelo. Es la técnica de extracción más suave. Permite medir la cantidad de fósforo bastante rápidamente disponible para la planta.
El Método Dyer : Sólo se utiliza en suelos ácidos. Es el método más agresivo. Evalúa el fósforo en la solución del suelo, el fósforo fijado en el complejo arcillo-húmico y parte de la forma ligada en el suelo.
El método Joret-Herbert : Es aplicable a todos los suelos. Su capacidad de extracción es intermedia en comparación con los otros dos métodos.
En consecuencia, el contenido medido con el método Olsen es siempre el más bajo, mientras que el del método Dyer es el más alto.
La infografía a continuación indica, para cada método de extracción y para cada nivel de requerimiento, los valores umbral que hay que conservar para decidir si es necesario reforzar las propias prácticas de enmienda o, por el contrario, ajustarlas a la baja.
Para la situación de reforzamiento: hay que aumentar las aportaciones para tener en cuenta la necesidad de corregir el contenido del suelo,
Para la situación de omisión: para ajustar con precisión las prácticas de fertilización, es necesario entonces tener en cuenta las aportaciones de fósforo durante las campañas anteriores y el destino de los residuos de cultivo (exportados o devueltos).
Estos valores de referencia varían en función de las regiones y del tipo de suelo,
3. El potasio
Para el potasio, la marcha es idéntica a la del fósforo. También en este caso, los valores umbral deben permitir ajustar las prácticas de fertilización en función de la exigencia del cultivo, de las aportaciones de potasio pasadas y del destino del cultivo.
También en este caso, estos valores de referencia varían en función de las regiones y del tipo de suelo.
2. Los oligoelementos
Los oligoelementos desempeñan un papel importante tanto en el suelo como en el desarrollo fisiológico de la planta:
En el suelo, intervienen para garantizar el buen funcionamiento de las enzimas y apoyar la actividad de la biología del suelo.
Para la planta, su acción es esencial para apoyar su buen crecimiento durante el ciclo.
Por consiguiente, en caso de que se detecte una carencia en el suelo, será esencial realizar primero las correcciones oportunas en el suelo antes de considerar las aplicaciones foliares.
La infografía a continuación muestra la importancia de los micronutrientes según el cultivo.
Pasemos ahora al tema de los rangos de contenidos óptimos para los principales oligoelementos en el suelo.
a. El cobre
En el caso del cobre, los umbrales varían en función del pH y de la textura del suelo.
b. El zinc
Para el zinc, el umbral mínimo varía en función del tipo de cultivo y del pH.
c. El manganeso
Para el manganeso, el umbral mínimo varía ligeramente en función del pH.
d. El hierro
Los niveles deseables de hierro se sitúan entre 40 y 100 ppm.
e. El boro
Para el boro, los umbrales varían en función del tipo de cultivo: en grandes cultivos dependen del pH, del tipo de suelo, del cultivo y de las condiciones climáticas; en viticultura y arboricultura están sobre todo vinculados al pH.
f. El molibdeno
La disponibilidad del molibdeno aumenta con el pH: para los suelos alcalinos (pH>7), los riesgos de carencia son casi nulos.
La evaluación del molibdeno sólo es interesante para los suelos ácidos y para los cultivos sensibles (ver tabla anterior).
3. Los equilibrios entre los elementos
En un mundo ideal, sería muy conveniente tener buenos niveles de todos los elementos en el suelo para asegurarse de tener suficiente de todo. Desgraciadamente, la realidad es muy distinta: los iones interactúan entre sí a veces positivamente (sinergia), muy a menudo negativamente (antagonismo).
a. Entre antagonismo y sinergia
La infografía a continuación, llamada gráfico de Mulder, resume las interacciones entre los principales elementos minerales. ¿Cómo leerlo correctamente?
Tomemos como ejemplo el potasio. Estimula positivamente la concentración de manganeso y hierro. En cambio, un exceso de potasio bloquea el magnesio y el boro. En el otro sentido, una concentración demasiado elevada de magnesio, calcio, nitrógeno o fósforo limita su absorción.
b. Carencia verdadera y carencia inducida
Si la noción de exceso se define por la concentración excesiva de un elemento que genera consecuencias negativas, la de carencia puede tener dos caras. .
Intuitivamente, estaríamos tentados de pensar que se trata del bajo contenido de un elemento dado.... ¡Sí, pero no solo! El ejemplo de al lado es una ilustración perfecta.
Más allá de la importancia de disponer de elementos suficientes, es esencial respetar ciertos equilibrios entre ellos. En este sentido, el cálculo de diferentes ratios aporta una información valiosa.
c. Los principales ratios en el análisis de suelos
En general, en un análisis de suelos clásico se calculan cuatro ratios: K/Mg, Ca/Mg, P/Zn y Cu/MO. La infografía a continuación muestra los rangos óptimos para cada uno de ellos.
Existen muchos más coeficientes que trataremos en un próximo artículo.
En la práctica, en caso de desequilibrio constatado, deben plantearse sucesivamente dos preguntas:
¿Está presente algún elemento en cantidades muy grandes?
O bien, ¿el contenido de uno de ellos es muy bajo?
En orden, siempre será importante resolver primero los excesos (reduciendo drásticamente las aportaciones del elemento considerado) antes de resolver las carencias.
EL ANÁLISIS DE SUELO, UNA HERRAMIENTA A COMPLETAR
A. Análisis del suelo y heterogeneidad espacial
El suelo puede ser muy variable en el espacio dentro de una parcela. En este caso, es importante, si es posible, identificar varias zonas homogéneas y realizar un análisis del suelo para cada una de ellas. En el ejemplo de al lado, las grandes diferencias de pH reflejan sin duda la heterogeneidad del tipo de suelo: pueden delimitarse tres zonas. Si las dos primeras parecen relativamente homogéneas, la tercera lo es mucho menos, y el análisis será sin duda menos representativo.
B. El análisis de suelos, una visión parcial de la fertilidad del suelo
Aunque el análisis del suelo proporciona información interesante para una serie de indicadores, en su conjunto sólo ofrece una visión parcial de la fertilidad global del suelo. La infografía a continuación ofrece un resumen..
En cuanto a la fertilidad física, si la información es suficiente para identificar el tipo de suelo dominante a partir de la granulometría, son indispensables observaciones complementarias (prueba con pala, perfil de suelo en particular) para apreciar la calidad de las arcillas, la estructura del suelo en los diferentes horizontes de cultivo y la relación entre ellos.
A nivel químico, el análisis clásico proporciona una visión interesante del estado iónico del suelo. Sin embargo, a menudo faltan elementos como el azufre, el molibdeno o el boro. Además, los ratios calculados son limitados en número, aunque existen una treintena de ellos. Por tanto, es necesario suscribir una fórmula de análisis más completa.
Por último, el análisis del suelo no permite saber si los elementos están o no en una forma disponible para la planta.
En cuanto a la vida del suelo, aunque el coeficiente de actividad biológica da una idea global de su nivel de funcionamiento, no hay información sobre su diversidad. Los análisis complementarios, realizados en laboratorios especializados, son esenciales para medir la riqueza genética del suelo. Asimismo, los recuentos adicionales son útiles para estimar la cantidad de biomasa subterránea.
En términos más generales, el análisis del suelo no permite saber cómo interactúan todos los parámetros del suelo. Las observaciones tales como la realización del perfil del suelo se recomiendan entonces para apreciar esta interacción.
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¡Esperamos volver a verle para nuestros próximos artículos!
¡Hasta pronto!
Raphaël de TERREOM
Enlaces útiles:
AUREA - WikiAurea - https://wiki.aurea.eu
P. BOIVIN - Le rôle du carbone en agriculture - https://www.youtube.com/playlist?list=PL-rKfI2fHaALyyq0aEwET1D9Kg69qw5sm
WikiAurea - Calculette pour estimer le coefficient de minéralisation de la matière organique K2 - https://wiki.aurea.eu/index.php?title=L%27Agro-calculette_K2
SIMEOS AMG- Outil de calcul du bilan humique - http://www.simeos-amg.org/index.php?action=delog
UNIFA - Outil de calcul des besoins en bases - https://ipa-chaulage.info/index.php/le-raisonnement-du-chaulage-et-calcul-des-besoins#logiciel
BUCAILLE Francis - Revitaliser le sol https://www.cnra-france.org/francis-bucaille-revitaliser-les-sols/
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